Son aquellas cuyo hábitat natural son las laderas de las montañas, por encima de la línea arbolada y próxima a la línea de las nieves perpetuas. En jardinería son muy apreciadas por la delicadeza de sus formas y su gran colorido. Se cultivan por lo general en zonas especiales de jardín, como lasrocallaspara
imitar el ambiente
natural en donde éstas viven, aunque también pueden colocarse en macetas o jardineras.
La mayoría soporta mal la humedad estancada y la sequía prolongada, ya que en su hábitat natural tienen una humedad constante y un suelo bien drenado y aireado. En cuanto a la tierra más conveniente, puede ser una mezcla de mantillo de hojas, turba de musgo y arena mezclada con tierra
de jardín.
Con ello se conseguirá aportar el humus y nutrientes orgánicos necesarios y con la arena ayudaremos a mantener el suelo drenado y esponjoso. En verano para evitar que se evapore el agua, conviene colocar una capa fina de grava muy menuda sobre la superficie.
Una vez al año conviene abonarlas, añadiendo a la mezcla de tierra, fertilizantes inorgánicos en pequeñas cantidades. Algunas plantas, como las bulbosas por ejemplo, les viene bien aportarles harina de huesos junto con el abono normal de superficie.
No soportan al menos la mayoría, el sol directo y deben plantarse en zonas orientadas al norte o a la sombra de otras plantas. Tampoco todas las especies sirven para muros, sólo podrán utilizarse aquellas que vegetan en roquedos, pedregrales o aberturas de piedras, como Aethionema armenum. Para
colocarla sobre un muro,
se deberá buscar un hueco
con una capacidad mínima de 3 dm3 y se debe rellenar con un sustrato a partes iguales con buena tierra vegetal, tierra de brezo y mantillo orgánico bien descompuesto. Antes de colocarla se debe cubrir el cepellón con la misma mezcla del hueco y después regarla copiosamente sin que el agua rebose del hueco.
Cualquier tipo de planta se puede disponer en grupo o en forma aislada, siempre que tenga una floración abundante, como Dianthus, Phlox, Campanula carpatica y muchas Saxifragas. Hay algunas que aunque presenten una gran floración, las flores son muy pequeñas y apenas se ven, por lo que se deben
plantas en grupos muy compactos
o a cierta altura.
Entre las bulbosas más apropiadas están Narcissus, iris, Leucojum y Scilla que florecen en primavera, Colchicum agrippinum lo hace en otoño y los crocus en invierno.

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