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El día 30 de septiembre de 1930, la Gaceta de Madrid, a la
sazón Boletín Oficial de la época, publica la Real Orden por la que se declara,
a petición de la Real Academia de La Lengua, Monumento Nacional a la Peña del
Arcipreste de Hita.
Promovida bajo el auspicio de la Real Academia de la Lengua,
cuyo director era a la sazón Don Ramón Menéndez Pidal con el fin de conmemorar
el sexto centenario de la escritura del Libro del buen amor, en 1930, una roca
granítica y los árboles que la rodeaban, se convirtieron en Monumento Nacional
dedicado a Don Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
Don Ramón y sus colaboradores, entre los que se encontraba su hija, presumían,
tras ardua investigación, que el paso cercano al puerto del León en su
vertiente madrileña era el lugar descrito por el bueno de Don Juan Ruiz en su
encuentro con la bella serrana Aldara junto a la pequeña fuente que brota, con
más pena que gloria, algo más abajo de las rocas labradas con la inscripción
conmemorativa. Tal vez la cercanía de la aldea de Tablada, mencionada en los
versos y el paso hacia Segovia que allí culmina de los muchos que en el medievo
se utilizaban, además de las calzadas romanas existentes en los alrededores, la
fuente cercana y lo habitual de los viajes del Arcipreste por la zona, dieron
como plausible que Don Juan Ruiz ubicara allí el pasaje de Aldara.
En la época, es decir, en 1930 fue el tercer monumento natural protegido, tras
la montaña de Covadonga y los montes de Ordesa, lo que da pie a pensar la
fuerte influencia que Don Ramón ejerció para valorar el monumento.
Como he dicho, no es una escultura finamente esculpida o un lugar modificado
para hacerlo monumental por su hechura, es simplemente una roca granítica sobre
la que hay labrados unos fragmentos del Libro del buen amor. En una minúscula
oquedad junto a ella, se encuentra un hermoso cofre de madera, protegido así de
las inclemencias de la meteorología dura del lugar, en el nunca falta algún
ejemplar del Libro del buen amor así como otras lecturas que los caminantes
depositan en su interior para animar a un rato de lectura y descanso en un
paraje hermoso y lleno de naturaleza.
Visitar la Peña del Arcipreste es un paseo apto para todos los físicos. Se
puede iniciar desde el Alto del León, descendiendo unos cientos de metros por
la carretera hasta un camino a la izquierda en cuyo inicio se ha erigido una
especie "menhir" con la indicación de que por ese camino se accede a la Peña.
Mas cómodo es seguir la línea divisoria entre las provincias de Madrid y
Segovia siguiendo las balizas verdes que hay instaladas y que permiten un
acercamiento poco problemático al monumento, disfrutando de unas vistas
fantásticas y, para los amantes de la historia reciente, de los restos de las
fortificaciones defensivas de la Guerra Civil conocidas como "La Salamanca" que
se encuentran en el cerro del mismo nombre por el que transitará el visitante.
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