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El actual Parque Quinta de la Fuente del Berro se encuentra en los terrenos de lo que fue la Quinta de Miraflores, encargado por Felipe IV como un nuevo Real Sitio. Hoy en día ocupa una extensión de más de 13 hectáreas, incluyendo los Jardines Sancho Dávila, que se incorporó en 1968.
La finca situada junto al arroyo Abroñigal, la compró Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías y conde de Haro (condestable de Castilla y León) para formar una quinta que se llamaría de Miraflores, de Frías o Huerta del Condestable. En 1630 Felipe IV, la adquirió por 32.000 ducados,
contenía una casa con jardines, huertas, tierras de labor, viñas y frondosas arboledas compuestas de gran cantidad de árboles frutales, cipreses, álamos y moreras. El arroyo Abroñigal se aprovechaba para las fuentes y estanques. En 1640 fue cedida a unos monjes benedictinos castellanos expulsados del monasterio de Montserrat por motivo del levantamiento contra el poder real, si bien la corona se reservó el derecho de utilización del agua que se transportaba a palacio a lomos de burros. En 1703
fue comprada por María Trimiño Vázquez de Coronado, Adelantada de Costa Rica quien realizó mejoras en las conducciones de agua y de riego fundamentalmente para el riego de las huertas. Años más tarde la legó a la Obra Pía de los Padres Mercedarios Calzados, aunque la corona seguía reservándose el derecho sobre sus aguas y el mantenimiento de la fuente. Carlos III mandó proteger la fuente con una casilla, con lo que empezó a denominarse fuente del Rey, fue considerada como la de mejor calidad de todo
Madrid. En 1800 Martín Estenoz adquiere la finca, a excepción de la casa y la fuente del Rey, y comienza a levantar la tapia de la finca, cuyo perímetro será el definitivo.
A finales del siglo XIX sufre una gran transformación para convertirse en un parque de recreo denominado los Nuevos Campos Elíseos. Los comienzos de obras datan de 1897, construyéndose el acceso al parque, el edificio de administración, restaurante y parte del ajardinamiento (paseos, puentes
y cascada). Las obras se paralizaron en 1902, cuando los terrenos salieron a subasta. La finca recobró su carácter de propiedad familiar, integrando las obras realizadas en la ordenación de un jardín cuyas líneas maestras pudieron ser trazadas, en el primer tercio del XX, por Cecilio Rodríguez. El parque fue declarado jardín artístico por Decreto de 31 de julio de 1941. A partir de este momento el terreno pasa por numerosos propietarios hasta 1948, cuando es adquirido por el Ayuntamiento de Madrid siendo
alcalde el conde de Mayalde.
A partir de entonces comienzan las obras de acondicionamiento del jardín y la restauración del palacete para Instituto y Museo Arqueológico Municipal, que se abrió al público en 1954. La entrada por la calle Enrique D'Almonte se compone de dos pequeños torreones almenados que abren la tapia de
ladrillo a la cual aparecen adosadas algunas construcciones del mismo material. Según se entra por esta puerta puede apreciarse el antiguo palacete que es lo único que queda de su pasado. Muy cerca se rencuentra la torre con reloj, de estilo neo-mudéjar.
El parque es de tipo paisajista con diversos desniveles, está formado por praderas con sinuosos paseos y escaleras rústicas de piedra, y una rica variedad de árboles y arbustos, como Aligustre, Árbol del amor, Árbol de Júpiter, Avellano, Adelfa, Boj, Castaño de Indias, Cedro, Ciprés, Durillo,
Gingo, Haya, Laurel, Madroño, Magnolio, Mahonia, Palmito, Pino, Plátanos de sombra, Olmo, Secuoya, Tejo y Tilo. También se puede encontrar 4 árboles considerados singulares por la Comunidad de Madrid.
Además posee un palomar, una cascada, una ria, un par de estanques y varias fuentes. La Fuente del Berro que le da nombre al parque, se encuentra situada fuera de sus límites pero adyacente a él, antes de la puerta de entrada. Era una fuente de uso público, popular tanto por la abundancia como por la calidad
de sus aguas, hasta el extremo de convertirse, desde 1686, en la proveedora exclusiva del agua de mesa servida a María Luisa de Orleans, esposa de Carlos II, pero en 1977 debido a su contaminación, se cortó el agua que le había dado fama, procediendo en la actualidad sus aguas del Canal de Isabel II.
Entre los monumentos destacan los dedicados al escritor Gustavo Adolfo Bécquer, al músico Enrique Iniesta y al poeta ruso Pushkin.
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