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Está situado en Madrid (España) y tiene una extensión de 118 hectáreas. El nombre del actual Parque del Retiro, procede del antiguo Real Sitio que los Austrias tenían en Madrid, el parque se formó de la unión de varias posesiones. Entre 1630 y 1640, el entonces valido de Felipe IV, el Conde Duque
de Olivares (Don Gaspar de Guzmán y Pimentel) regaló unos terrenos al rey que se unió a unas estancias que tenían los reyes en el Monasterio de los Jerónimos. Se inició entonces la construcción del Palacio del Buen Retiro y aquí se retiraba la familia real para descansar, de ahí surgió el nombre del Real Sitio del Buen Retiro. El parque de 145 hectáreas por aquel entonces, fue un lugar de fiestas, donde había teatro y en sus jardines se daban corridas de toros y representaciones
de combates navales (naumaquias) en el estanque grande, además de espectáculos acuáticos. También se edificó una leonera para la exhibición de animales salvajes y una pajarera para aves exóticas. Se creó un estanque ochavado (de las campanillas) y la ría chica. El costo del parque se cubrió con los impuestos y Carlos III permitió el acceso a los ciudadanos, que podían acudir gratuitamente a los espectáculos, siempre y cuando fueran bien aseados y vestidos.
Hasta 1764, el palacio real de el Buen Retiro fue sede de la corte durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, después se trasladó al Palacio de Oriente. El Parterre se diseñó durante el reinado de Felipe V y durante el reinado de Carlos III se construye en el parque el Observatorio
Astronómico, obra de Juan de Villanueva, y se crea la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro. Durante la invasión francesa, en 1808, el palacio real fue prácticamente destruido tras ser utilizado por las tropas francesas como cuartel general de su ejército.
Con la llegada al trono de Fernando VII, el Retiro comienza a ser reconstruído, se construye el embarcadero del estanque y la Casa de Fieras, que fué zoológico hasta la construcción del actual Zoo de la Casa de Campo. Abrió una parte del jardín al pueblo, como ya hiciera Carlos III. Se reservó una
zona,
donde construyó edificios de recreo siguiendo la moda paisajística de la época, conservándose aún la casita del pescador, la casa del contrabandista (hoy sala de fiestas) y la montaña artificial.
Durante el reinado de Isabel II se plantaron nuevas superficies de arbolado y se trasladaron algunas estatuas desde el Palacio Real.
En 1868, con la llegada de la Primera República, el parque dejó de ser recinto real para ser propiedad municipal y sus puertas se abrieron a todos los ciudadanos. La ría grande y el estanque de San Antonio de los Portugueses se transformaron en Paseo de Coches. Se colocaron las fuentes de los Galápagos
y de la Alcachofa, y se realizó la fuente del Ángel Caído. En el Campo Grande se edificaron el Palacio de Cristal del Retiro y el Palacio de Velázquez. Las últimas obras de ajardinamiento fueron las ejecutadas por el jardinero mayor Cecilio Rodríguez, que diseñó la rosaleda y los jardines que llevan su nombre.
El 8 de Febrero de 1935 fue declarado Jardín de Valor Histórico Artístico.
Monumento a Alfonso XII
Es un conjunto escultórico situado casi en el centro del parque del Retiro. En 1902, por iniciativa de la reina madre María Cristina, se convocó un concurso nacional para construir un monumento al rey Alfonso XII. El ganador fue el arquitecto José Grases Riera. con un grandioso proyecto en uno de los lados
mayores
del Estanque del Retiro, compuesto por una gran columnata con gran número de esculturas que rodearía a la estatua ecuestre del rey, todo ello en bronce y mármol. Al fallecer, fue sustituido en la dirección por Teodoro Anasagasti, que no introdujo modificaciones. El monumento, financiado por suscripción popular, fue inaugurado el 6 de junio de 1922. El conjunto mide 30 metros de alto, 86 metros de largo y 58 metros de ancho, y participaron en su elaboración más de 20 escultores.
Palacio de Cristal
Fue construido en 1887 con metal y recubierto con planchas de cristal, a imitación de los de Inglaterra. Fue obra de Ricardo Velázquez Bosco, como invernadero de plantas exóticas para una exposición sobre Filipinas, por iniciativa del entonces Ministerio de Fomento. Mide más de 22 metros de alto y
54 de largo y
se construyó en cinco meses. El 10 de mayo de 1936 albergó el nombramiento de Manuel Azaña como Presidente de la República. Hoy alberga exposiciones temporales de arte contemporáneo. El edificio está rodeado de Castaños de Indias. Destaca una formación rocosa con una cascada y el lago artificial en el que conviven cisnes y patos. A los pies del palacio hay una escalera que se sumerge dentro del lago y allí se encuentran varios ejemplares de ciprés de los pantanos,
uno de ellos está catalogado como árbol singular.
Palacio de Velázquez
Fue construido entre 1881 y 1883 como pabellón central de la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales, que se celebró en Madrid entre mayo y noviembre de 1883. El arquitecto fue Ricardo Velázquez Bosco, coordinador del proyecto, que siguió el modelo que
Joseph Paxton estableció para realizar el Crystal Palace de Londres. Es un edificio amplio, cubierto con bóvedas de estructura de hierro, y el cristal dota a sus salas de iluminación natural. Su estructura está levantada sobre un rectángulo de 73,80 por 28,75 metros. En la actualidad de usa como sala de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
La casita del pescador
Es una de los pocas construcciones antiguas que quedan. Fernando VII la mandó construir como gabinete de descanso y para recordar el esplendor de lo que fue antaño. Está situada en el extremo noroeste del parque, próxima a la Montaña artificial y se encuentra rodeada por un estanque de forma irregular.
Para llegar a élla hay que cruzar una estrecha pasarela. Es de base cuadrada con una pequeña ala anexa y está rodeada por un espacio protegido con una verja. En el exterior se pueden ver hornacinas para esculturas y pinturas de estilo pompeyano en todas sus paredes.
Ruinas Iglesia San Isidoro
En 1884 el Estado, por iniciativa de Antonio Cánovas del Castillo, compró los restos de la Ermita por 18.000 pesetas, con el fin de que restaurados por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco se situaran en el jardín del Museo Arqueológico. Estas Ruinas románicas de la Iglesia de San Pelayo ó Ruinas de San Isidoro
del siglo XII, tienen una construcción de mampostería ordinaria y fábrica mixta de piedra arenisca roja de Avila. Era un edificio extramuros de Avila y fue trasladada desde Avila a este zona del parque. La construcción de la iglesia se componía de una única nave cubierta con una armadura de madera y un ábside semicircular en el que se apreciaba una bóveda de cuarto de esfera, todo ello del siglo XI.
Montaña artificial
La Montaña Artificial o de los Gatos es uno de los caprichos que el rey Fernando VII promovió en el Reservado del Parque del Retiro o zona que delimitó del uso público para su real disfrute y el de su familia. Las obras se iniciaron en 1817, siendo nombrado director de este jardín romántico Bernardino Berogán,
incluyéndose en él esta "Montaña Rusa" cubierta de vegetación diversa y coronada su cima por un templete desaparecido, que servía de observatorio. El objetivo de la montaña era cubrir con una bóveda, una noria, que se hundió al poco tiempo, y en la cima, un tragaluz, haciendo de mirador. La noria era la encargada de llevar el agua de la ría hasta el estanque donde se hallaba la Montaña artificial. En la ría y estanque había peces y gansos y la parte superior de la cascada estaba coronada por la cabeza
de
un león de yeso. En su parte norte, tres puertas decoradas permiten el paso a su interior, donde se realizaban exposiciones. En sus inmediaciones se encuentran las ruinas de la ermita y la Castia del Pescador. El nombre de " los gatos" es porque cuando estuvo cerrada al público, a través de la puerta de O´Donell eran depositados todos los gatos que no querían sus dueños y que fueron multiplicándose.
Casa de Fieras
Su origen se remonta a 1774, cuando Carlos III mandó construir un parque de animales en terrenos que formaban parte de los Jardines del Palacio del Buen Retiro. Era el segundo zoológico de Europa después de el de Viena. La fauna aumentó mucho año tras año y tanto Fernando VII como Isabel II mejoraron
las instalaciones. Isabel II amplió el recinto, dotándolo de un segundo patio para los herbívoros y comprando animales en Marsella. Con la Revolución de 1868, se abrió el parque del Retiro al público y el Ayuntamiento asumió su gestión. El vandalismo del público y los gastos de mantenimiento obligaron a subastar los animales sobrantes para conseguir recursos. En 1884 la gestión pasó a manos de Luis Cabañas, y en 1918 volvió a manos del ayuntamiento.
Las jaulas, conocidas como «La Leonera» contenían los animales más peligrosos y, estaban colocadas formando un octógono en cuyo centro se encontraban herbívoros como ciervos, gamos, gacelas, llamas, avestruzes... La fauna del zoo provenía fundamentalmente de Hispanoamérica, enviada por los virreyes y gobernadores
coloniales, y se componía de guacamayos, tucanes, ocelotes, pumas, serpientes, caimanes, monos... e incluso un elefante regalo del gobernador de Filipinas, que llegó andando a Madrid desde Cádiz donde le desembarcaron.
Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor del Ayuntamiento, acondicionó los paseos y los jardines, entre otras razones para poder contemplar gran variedad de felinos, algunos de gran tamaño, que habían sido traídos del Sahara y Guinea. Cinco años después se incrementaba la fauna con avestruzes, cebras, elefantes, antílopes,
osos polares y un hipopótamo.
Con la proclamación de la Segunda República y la Guerra Civil, murieron de inanición varias fieras y otras se sacrificaron para el consumo humano. Al finalizar la guerra se recibieron animales evacuados de distintos zoológicos europeos sobre todo de Berlín. Desde el Zoológico
de Múnich llegaron nuevos osos, tigres, leones y primates, además de las aportaciones de particulares y se instaló una clínica veterinaria. Por entonces ya se contabilizaron más de 550 ejemplares correspondientes a 83 especies, y que una vez abierto el Parque Zoológico de la Casa de Campo en 1972, fueron traladados.
Las instalaciones se desmantelaron en su mayor parte y los pabellones sirvieron de dependencias administrativas de la Junta Municipal de Retiro, hasta su traslado en 2004. Actualmente son los llamados Jardines del Arquitecto Herrera Palacios, que conservan algunos
restos de la desaparecida Casa de Fieras, como el foso de los mandriles.
Fuentes de la Alcachofa, de los Galapagos, del Ángel Caído y Egipcia
La Fuente de la Alcachofa, construida en 1781 fue diseñada por Ventura Rodríguez y decorada con esculturas de Alfonso Giraldo Bergaz, que realizó los tritones y la sirena, y de Antonio Primo, que hizo los amorcillos y la alcachofa. Está realizada en piedra caliza, siendo la alcachofa de granito. La fuente
consta
de dos cuerpos, el inferior con tritones sosteniendo el escudo de Madrid y el superior con cuatro putti (motivos ornamentales de figuras de niños) y encima la alcachofa que le da nombre, todo ello en el centro de un pilón circular.
La Fuente de los Galapagos originalmente estuvo en la Red de San Luis, junto a la Gran Vía, y fue inaugurada en 1832, no tenía carácter ornamental, sino que servía para el abastecimiento de agua. En 1858, tras la inauguración del canal de Isabel
II la fuente dejó de tener tal función y se trasladó a la plaza de Santa Ana. En 1879, el director de Fontanería y Alcantarillado del Ayuntamiento, José Urioste, decidió el traslado a su actual emplazamiento. Es obra del arquitecto Francisco Javier de Marietegui y las esculturas, de granito y piedra caliza, fueron talladas por el escultor José Tomás. Está compuesta por un surtidor superior en forma de caracola situado sobre una taza que a su vez se apoya en una columna en forma de palmera recubierta
de hojas. A sus pies hay cuatro niños montados sobre otros tantos delfines de cuyas bocas surge el agua que, cae en el vaso inferior. Hay otros cuatro surtidores que representan dos ranas y dos galápagos, que le han dado su nombre popular, que vierten su agua sobre unas conchas.
La Fuente del Ángel Caído se inauguró en 1885, consta de una escultura fundida en bronce, encargada por el duque Fernán Nuñez, que aportó dinero para su financiación, y realizada por Ricardo Bellver en 1877, inspirada en unos versos de " El paraíso perdido" de Milton, y un
pedestal de granito, bronce y piedra diseñado por el arquitecto Francisco Jareño en 1880. En su parte inferior, los caños por los que mana el agua representan caras de seres infernales. La figura muestra una imagen de un ángel caído, más conocido como Lucifer. El Estado la adquirió y decidió enviarla a la Exposición Universal en París de 1878, después permaneció en la colección del Museo Nacional hasta que en 1879 se decide exponerla
al aire libre, cediéndose
al Ayuntamiento de Madrid que decide instalarla en el solar que ocupaba la antigua Fábrica de Porcelanas, destruida durante la Guerra de la Independencia. Como curiosidad destacar que la altitud topográfica oficial a la que está situada La Glorieta del Ángel Caído es de 666 metros sobre el nivel del mar, aunque en la
época en que se
levantó el monumento no había instrumentos que tuvieran la suficiente precisión para calcular dicha altura con tal exactitud.
La conocida como fuente egipcia, es una fuente monumental de estilo neoclásico levantada en el lado meridional del Estanque Grande, según diseño del arquitecto Isidro González Velázquez. Otros nombres por la que es conocida son: La " ExCanopa", de "El Mallo", "La Gorda" o "La Tripona". Estaba
dedicada al dios Osiris o Canopo, haciendo alusión a la imagen perdida que coronaba la composición y a la vasija inferior. La ejecución corrió a cargo de Alfonso Rodríguez, y se concluyó en 1850. Contaba con un estanque en la parte posterior y a cada lado una noria de planta cuadrada, aunque se reformó, ocupando el sitio del primero un volumen cerrado para un depósito. En 1995 se reemplazaron las dos esfinges de escayola por réplicas de un material más duradero.
Fueron diseñados por el Jardinero Mayor de la Villa D. Cecilio Rodríguez, a quien están dedicados. Los terminó en 1941 y se reabrieron de forma oficial en 1972. Cecilio Rodríguez nació en Valladolid
y empezó como aprendiz en el Ayuntamiento de Madrid a la edad de 8 años. Gracias a su buen trabajo en los jardines y viveros ascendió hasta ser nombrado Jardinero Mayor del Retiro en 1914, incluso llegó a ser Director de Parques y Jardines de Madrid. Además de estos jardines, también diseñó la Rosaleda y la casa de Fieras. Murió en Madrid en 1953, a los ochenta y ocho años de edad, ochenta de ellos dedicados a la jardinería. En 1949 el Ayuntamiento le erigió una estatua que se encuentra situada en el lado izquierdo de los jardines. Todo su perímetro está vallado y dentro del recinto se pueden ver pavos reales, patos y gatos.
La Rosaleda
Fue diseñada en 1915 por el Jardinero Mayor Cecilio Rodríguez. La idea partió del alcalde Carlos Prats, quien le sugirió la necesidad de hacer una rosaleda a la moda de las existentes en diversos parques europeos. Se diseñó sobre una base elíptica, limitada por setos recortados de arizónica, la forman
una
gran variedad de rosas traídas desde los más famosos jardines de Europa. Quedaron totalmente destruidos en la Guerra Civil, pero en 1941 se plantaron 4.000 rosales.