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Las cactáceas constituye el grupo de plantas suculentas más amplio, con aproximadamente 200 géneros y 2.500 especies. Proceden del continente americano, desde Canadá a Chile, a excepción de unas pocas especies del género Rhipsalis que crecen en estado silvestre
fuera de América, en la India y África. México
es el país que alberga la mayor variedad de géneros y especies. No viven solamente en zonas áridas, también podemos encontrarlos en las selvas húmedas de los trópicos, donde se encuentran muchas especies epífitas, que viven sobre árboles y rocas. En estas plantas no se aprecia forma espinosa, sino que sus tallos suelen tener apariencia de hojas más o menos largas, y sus flores, muy grandes, se abren durante la noche. En las laderas
andinas hay cactus hasta los 4.000 metros de altitud en lugares
casi permanentemente nevados.

Los cactus son plantas xerófitas, es decir están adaptadas a condiciones áridas estacionales o permanentes, mostrando tendencia a la reducción de las superficies sometidas a transpiración para disminuir al máximo la pérdida de agua. Normalmente
carecen de hojas en el sentido estricto, pero en su lugar
presentan unas estructuras coriáceas que adquieren la forma de pelos y agudas espinas, aunque hay excepciones como el género Pereskia, cuyos ejemplares sií están dotados de hojas persistentes y tallos leñosos rectos. A partir de ésta, surgió el género Pereskiopsis, que además de tallos carnosos, areolas, espinas y hojas carnosas presenta gloquidios en las aréolas, y sus hojas son caducas. Los gloquidios se desarrollaron
y aumentaron en importancia en las Opuntia.
En cuanto a su forma existen cactus con cuerpo de forma globosa, como en Mammillaria, aplanada como en Opuntia o columnar y muchas veces ramificado desde la base o algo más arriba como en Cereus. El tamaño también varía según el género y la especie. Las
formas crestadas son frecuentes en los cactus,
y
generalmente se producen al variar la forma de crecimiento en el apice de la planta. En un determinado punto de crecimiento se divide y subdivide, transformandose en una línea, y al seguir creciendo en forma lateral, la simetría de la planta se distorsiona, convirtiéndose en un cuerpo plano, a veces con ondulaciones. Puede aparecer a cualquier edad. También podemos encontrarlos colgantes o rastreros.
Las areolas son de forma similar a pequeñas almohadillas recubiertas de pelo y sobre las que se desarrollan las espinas, flores y hojas cuando existen, son como las yemas en el resto de los vegetales.
Las espinas son hojas modificadas, producidas por la capa epidérmica del tallo y no están unidas a los tejidos internos, no todos los cactus las presentan. Cuánto mayor es la exposición al sol más espinas densas y fuertes suele tener. Su forma y tamaño varía según
la especie. Pueden ser aciculares, prismáticas,
cilíndricas y con forma de lengüeta, incluso en algunas especies se han transformado en pelos, son lo que se denomina espinas criniformes.
Las flores de los cactus no tienen pedúnculo, nacen directamente de las aréolas. El número de pétalos y sépalos es difícil de determinar ya que no existe una clara diferenciación entre ellos. Los más externos sépalos, son pequeños
y a veces de color verdoso, los internos, pétalos, ofrecen colores
vivos. El caliz de algunas especies se alarga tanto que puede ser confundido con el pedúnculo. Tanto los pétalos y sépalos pueden estar separados en toda su longitud o juntos. Por lo general las flores son regulares o actinomórficas, pero en algunas especies son irregulares o zigomórficas. El color es variable blanco, amarillo, verdoso, naranja, rosa, rojo, púrpura y violeta. Pueden florecer en distintas épocas, tanto en la temperada
templado-cálida, como fría, según la especie.
Tampoco
duran lo mismo en unos que en otros, pudiendo permanecer desde uno o dos días hasta una semana. Incluso algunos florecen por la noche.
El fruto es normalmente una baya, como una uva. En el caso de la Opuntia es una baya carnosa y comestible conocida como higo
chumbo.
Las raíces pueden ser superficiales, extendiéndose ampliamente de forma que tengan fácil acceso al agua caída en las lluvias, o bien napiformes, de forma cónica, realizando funciones de reserva. En algunas especies de Pereskia y Pereskiopsis, la
raíz es mas gruesa y nodulosa.
Podemos encontrar también cactus variegados, que son aquellas en las que una mayor o menor parte de su cuerpo no posee color verde debido a la falta de clorofila, predominando otros pigmentos. Por lo general el color de las zonas variegadas es amarillo aunque pueden estar pigmentadas de
rosa, rojo, marrón
y otros colores.
Ciclo vital
Se puede comenzar a describir la vida de una cactácea hacia el principio de la primavera, que es cuando comienza su nuevo ciclo vegetativo. Este periodo se caracteriza por presentar un aclaramiento de las zonas apicales, engrosar las areolas y la aparición de nuevas espinas. Es entonces
cuando habrá que comenzar
los riegos y aplicar el primer abonado del año. Al principio se regará moderadamente, y cuando el crecimiento sea notable, hacerlo hasta que salga por los agujeros de drenaje. El primer tercio de esta época también es el momento adecuado para efectuar trasplantes, siembras e injertos. Con la llegada de los días frescos, la actividad vegetativa disminuirá y hay que reducir e incluso anular el riego y suprimir por completo el abonado. El periodo de reposo de la planta coincide
con los meses más fríos, y es cuando
debemos vigilar la temperatura y evitar que se hiele. Las areolas necesitan una cantidad de horas de frío para luego poder florecer, ya que temperaturas demasiado altas por las noches produciran la inhibición total o parcial de la floración en la siguiente temporada.

Temperatura
Son sin lugar a dudas, el grupo de plantas más resisente a las altas temperaturas que puede cultivar un aficionado, pudiendo soportar hasta 45ºC, aunque también pueden resistir temperaturas frías, mínimas de 7ºC, incluso hay especies que hasta -20ºC. Para que resistan
adecuadamente, se debe procurar que nunca se
den juntas las condiciones de frío y humedad ambiental, para evitar el pudrimiento de raices y enfermedades criptogámicas. Ese es uno de los motivos por el que hay que suspender el riego en invierno. Si los cactus se encuentran en el interior de la vivienda, se debe procurar mantenerlo en un habitación fría para que el calor de las calefacciones no impida el reposo del periodo invernal y puedan florecer normalmente. 10ºC sería una buena temperatura para el invierno.
Iluminación
Se debe vigilar la iluminación, ya que aunque precisen buena luz, no todos soportan el sol directo. Por lo general los que posean agudas espinas, gruesas costillas o abundantes pilosidades requieren una fuerte iluminación, mientras que aquellas desprovistos de estas defensas o las tienen de menor
tamaño o reducido,
requieren un cierto sombreado. Hay muchas especies que solo se desarrollan en zonas entre matorrales o rocas. Si no reciben la suficiente iluminación, crecerá débil y con un color desvaído, incluso será más propenso a enfermedades parasitarias.
Ventilación
Otra de las condiciones a tener en cuenta es una buena ventilación, siempre es preferible que estén en el exterior, pero si no es pobile al menos si están dentro colocarlos cerca de una ventana y abrirla de vez en cuando la temperatura exterior no sea inferior
a 10º C.
Floración
Son tres los factores que incluyen en la floración de los cactus la edad de la planta, el número de horas de sol que recibe y la temperatura del ambiente. La edad depende del género al que pertenezca. Los más tempranos en florecer suelen ser los de tamaño pequeño, como
Mammillaria o Astrophytum, que pueden hacerlo
a los 2 años de su plantación. Los de mayor tamaño como Ferocactus, Echonocactur o Cereus pueden llegar a tardar 10 años o más. Por ello es conveniente conseguir esquejes de suficiente tamaño de una planta ya florecida.
En cuanto al número de horas de sol que reciben por día, llamado fotoperiodo, está relacionado con la temperatura ambiente. Algunos géneros como Myrtophyllum o Conophyllum, fuera de su hábitat natural no florecen, porque no reunen el número de horas o temperatura adecuados
y para evitarlo tendríamos que proporcionarselo
artificialmente. El llamado cactus de Navidad (zigocactus truncatus), se induce a florecer en verano, que es la época contraria a la natural, proporcionándole menos de 9 horas de luz diarias con una temperatura de 20ºC.
Sustrato
Los cactus en su hábitat natural crecen en suelos pobres, pero si queremos conseguir que crezcan lozanos, debemos suministrarles una tierra más nutritiva. En los comercios venden las mezclas adecuadas para ellos, pero nos sirve una mezcla formada por 50% de mantillo de hojas o turba es esfagno
y el otro 50% de arena
de río.
Abonado
Si la planta ha permanecido más de un año en la misma maceta será conveniente que en primavera y verano se le suministre riegos fertilizantes semanales, con un abono especial para cactus, porque los normales llevan mucho nitrógeno que puede serle perjudicial, creando tejidos
muy débiles y acuosos, así
como la disminución del número de flores producidas o incluso su aparición.
Riego
El riego dependerá mucho del área del cual procede y de las condiciones en las que se encuentre. Pero por lo general el riego será moderado, aunque soporten largos periodos de sequía, deberá suministrarse agua de forma periódica, sobre todo durante la temporada de crecimiento.
Los cactos epífitos prefienen una humedad
constante en el suelo durante todo el año.
Si el cactus está en maceta, la frecuencia del mismo depende del tipo de sustrato empleado y su capacidad de retención del agua, así como la temperatura y humedad ambiente de cada zona.
Las horas más adecuadas son las últimas horas de la tarde para el final de la época templado-calida y los meses más calurosos, y las primeras horas de la mañana para principios de la época templado-calida, época templado-fría y meses fríos.
La mayor parte de los cactus requieren un reposo invernal, por lo que no se les deberá regar nada durante ese tiempo.
Injerto
Es un método de propagación que consiste en unir porciones de dos cactus distintos, pero con periodo de reposo simultáneo y que se encuentren en el momento de máxima vegetación, para formar una sola planta. Existen varias técnicas, aunque la más sencilla
es la llamada de caras planas. Se toma como base por
ejemplo un Hylocereus y como injerto una Mammillaria. Se corta el patrón a unos 6-8 centímetross. del suelo, de forma horizontal y con un cuchillo afilado. Se biselan los extremos superiores de las costillas del patrón para evitar que crezcan brotes laterales. Se elimina lo más rápido posible, con un corte limpio el sistema radicular de Mammillaria y se sujeta mediante tiras de goma sobre el patrón, haciendo que coincidan los sistemas vasculares. Se mantiene unido entre
10 -15 días en un lugar sombreado.
Transplante
Se pueden utilizar macetas altas de arcilla o plástico. Las de arcilla aunque son más caras, absorben parte de la humedad en el caso de regar demasiado y al ser más pesadas tienen mayor estabilidad.
El mejor momento para el trasplante es el comienzo de la primavera una vez que han comenzado a brotar las plantas, aunque puede realizarse también durante el resto de la primavera y todo el verano. Si es necesario realizarlo en invierno, puede hacerse pero con mayor cuidado en el riego. Estas plantas
sufrirán
un atraso en la brotación de primavera.
Antes de proceder debe eliminarse la tierra antigua que rodea las raíces. Colocar sobre los agujeros de drenaje de la nueva maceta un trozo de maceta rota con el lado convexo hacia arriba, y colocando encima una capa de grava o arcilla expandida que favorezca la evacuación
del exceso de agua.
Se
rellena con sustrato y se coloca la planta con un trozo de tira de papel enrollado (para evitar pincharnos), procurando que las raíces colgantes queden bien extendidas. Terminar de rellenar el sustrato hasta que las raices queden bien cubiertas. Colocar encima del sustrato una capa de 1 centímetros de arena gruesa o grava, para disminuir la evaporación de la humedad del sustrato e impedir que se endurezca la superficie y se haga poco permeable al aire.
Después del transplante, no regar durante una semana y mantenerla al abrigo de los rayos del sol.
Plagas y enfermedades
Siempre que adquirimos nuevas plantas, se deben mantener separadas del resto durante algún tiempo para evitar posibles contagios de plagas. También hay quien cambia todo el sustrato y la maceta y así comprueba el estado de las raíces. Otra forma de evitar problemas es rociarla
con un insecticida sistémico
al
transplantarla. Siempre que se utilice cualquier producto para combatir plagas y enfermeades, se deben seguir bien las instrucciones del fabricante y manejar con cuidado. Se recomienda utilizar guantes de goma y mascarilla.
Una buena limpieza de residuos de hojas o flores secas en el sustrato, ayudará a evitar que sean el escondite de plagas. La mayoría pueden ser controladas con el uso de insecticidas sistémicos, insecticidas de contacto y jabones insecticidas. Los insecticidas sistémicos son
muy efectivos ya que al ser absorbidos
por la planta, hacen su savia venenosa para las plagas. Pueden ser regadas con insecticida sistémico dos veces al año, por ejemplo al comienzo y a la finalización de la etapa de crecimiento, como medida preventiva. Los insecticidas de contacto pueden ser efectivos, pero sólo al momento de la aplicación y si son cubiertas todas las partes de la planta. Si se usa muy repetidamente el insecticida puede producir insectos más resistentes en los que sobrevivan, debe ser evitado
completando el tratamiento para que no
quede ninguno o bien cambiando de insecticida.
Entre las plagas están las cochinillas, de las cuales hay muchas especies, son pequeñas y difícil de identificar. El primer síntoma es la aparición de bolitas blancas esponjosas en la planta o cerca del borde de las macetas. La araña roja o arañuela,
son muy pequeñas y se necesita una lupa para verlas
bien. Un síntoma de su presencia es la aparición de puntos marrones o rojizos donde la epidermis de la planta ha sido dañada. Aparecen cuando el tiempo es seco y caluroso ya que odian la humedad. Muchos insecticidas las combate, pero es mejor un acaricida.
En cuánto a las enfermedades bacteriales o fungales, los brotes jóvenes de semillas son susceptibles al ataque de hongos en la parte baja del tallo. Los hongos por lo general no afectan mucho a los cactus, debido a las condiciones de cultivo en ambientes secos. El mayor riesgo es
por el riego excesivo
o la no evaporación del agua debido al clima frío repentino.
Entre ellas está la fusariosis, que se presenta como una putrefacción suave y negra en la zona apical, a veces se presentan manchas negras o de color castaño oscuro con borde amarillo que constituyen necrosis secas de propagación lenta. La podredumbre de cuello, es debida
a la excesiva humedad en el sustrato.
Se torna de color negro o marrón rojizo. Si se corta el tallo justo por encima de la parte afectada, puede ser posible enraizar o injertar los tejidos sanos y salvar la planta. La botrtris produce una decoloración y viscosidad en los tejidos, que puede evitarse vaporizando ligeramente el sustrato con un fungicida sistémico. Cualquier brote que haya sido infectado debe ser removido para evitar la producción de más esporas.
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